A la única que le pueden gustar los perros es a mi superyó. Mi ello ha pensado en torturar a varios cachorros y perros insoportables que ha conocido a lo largo de su vida pero nunca ha matado más que a un escarabajo (en realidad eran dos y estaban haciendo el amor, ponele!) El yo es racionalmente distante y Simona puede que alguna vez haya acariciado a alguno por que su dueño era guapo.
Lo cierto es que esa excitación que poseen los perros y mucho más los cachorros me desespera. Como también me desespera la gente que parece inmensamente buena, que siempre está feliz, quieren agradar a todo el mundo y parecen cachorros, pero ese es otro tema.
Los perros no eligen a quien enseñarle sus trucos, a quien invitar a jugar con su pelota una y otra vez, a quien moverle la cola. Quieren caer en gracia todo el tiempo, son como reinas de la primavera haciendo su famoso movimiento: Largo, largo, corto corto mientras sonríen y mueven la cabeza flotante como bicho de dos pesos que adornan algunos taxis que casualmente la mayoría son perros.
Es como esos amigos de tus amigos que se creen tus amigos.
Imagino, cuento y escribo desde que ni recuerdo. Mil cosas han quedado escritas en servilletas, papelitos o cuadernos que han perecido como todos mis planes de alguna vez hacer algo con todo eso. Relatos tan fantásticos que más de una vez me creí, fueron pensados, escuchados y contados como hazañas propias o ajenas por mi ello, mi yo, mi superyó o mi alter ego. De ahí el nombre del blog, un tanto psicoanalítico y otro poco ácido, tierno e inverosímil. Pasen y lean por favor!
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- Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!