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Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!

Mi ello vs. Señorita de trajecito sastre sintético y pañuelo mal atado

Hubo veces que mi ello me jugó una mala pasada. Discusiones que terminaron con un ex novio sangrando de la nariz, comentarios desubicados frente a la gente inapropiada, alguna taza revoleada en oficina de algún prestador de servicios. En éste último caso, pensé que terminaría presa.

Polanco. Oficina atención Telecel. Interior. Día

Había dejado de fumar, mi culo parecía el de Missy Elliot, no me entraban las llamadas desde Argentina, y mi mamá estaba internada ya que le habían abierto el pecho como un pollo para hacerle una operación a corazón abierto. La señorita vestida de trajecito sastre barato, camisa blanca y pañuelo mal atado en el cuello y yo, no nos estábamos entendiendo:

Señorita
- Indíqueme por favor como están marcando
Todavía hablaba mi yo
- Me estas queriendo decir que mi familia y mis amigos no saben como marcar mi número?
Señorita
- Es que necesito saber como están marcando
ello
- Bien wey, como crees que están marcando
Señorita
- Le voy a pedir por favor no me hable en esos términos. 
Y desde que compañía telefónica le están discando? 
(no se si así lo dijo porque creo que el término discar ya no existe hace rato)
ello tratando de volver al yo
- No importa de que telefónica me están llamando, no se pueden comunicar conmigo, de Telecom, Telefónica, que se yo wey! No se si me estás entendiendo, mi mamá esta internada y no puedo recibir llamadas de Argentina en mi celular, para eso básicamente es que pago este servicio, para poder hacer y recibir llamadas, entendés?
Señorita
- Ya le advertí que no se dirigiera a mi persona en esos términos
Así no la puedo seguir atendiendo. Lo siento.
La hija de una gran puta se dió media vuelta y se alejó del box, el término wey hasta ese momento yo lo usaba de manera indiscriminada, no sabía que era ofensivo, y la verdad estaba tratando de ser "amigable".
Ello
(subiendo cada vez más la voz)
- Perdón, podés volver por favor? Estuve cuarentaytantos minutos esperando...
Holaaa, nadie me va a seguir atendiendo??

Nadie volvió. Miraba desencajada a mi alrededor girando sobre mi eje y parecía que todos se habían puesto de acuerdo en fracciones de segundo para bajarme la mirada. Volví al mismo punto. El box vacío frente a mi era tan impersonal como el traje de tela sintética que había decidido dejar de prestarme atención al cliente hace rato y una taza de café ya casi vacía llamó mi atención.
Mientras todavía escuchaba a la taza estrellarse contra la pared del fondo, empecé a caminar para la salida, pensando en que alguien de seguridad seguro venía detrás de mi. Pero no. Salí. Nadie me paró, nadie hizo preguntas, nadie me dió respuestas. 
El sol del mediodía de Masaryk calmó un poco a mi ello. Alguien me comentó más tarde que habían agregado un número a la marcación internacional de celulares. Tal vez los de seguridad si lo sabían, por eso no me detuvieron.