Sos tóxico. Tenemos sangre pesada. Mejor así, que nadie sepa como me llamabas.
Por supuesto mi alterego disfrutaba con esos encuentros a deshoras, donde las madrugadas solitarias alimentaban el deseo. Simona provocaba tóxicas noches inadecuadas, mientras que mi superyó y mi yo se sentían hasta en ocasiones miserables.
El hastío de mi ello ratifica una inminente pero postergada despedida. Aun sabiendo que no vas a entenderlo. Aun sabiendo que no lo deseo. Aun cuando mi superyo trata de explicarle a las demás el drama no se hace esperar. No hay como seguir este cuento mal contado. No hay nada que sostener después de esta sacudida total. Simona se fue taconeando, a los gritos, cuando terminaba de vestirse en silencio gritaba su impotencia, tratando de esconder tanta historia no compartida.
Mejor así, a veces pensaré que nos faltó más tiempo, otras que nos faltó ganas; otras que tal vez merecíamos una oportunidad, pero la realidad es que hubiese sido increíble nunca pasar por esta amorfa relación que debastó una amistad que se suponía más sólida y los escombros se nos vinieron encima.
Basta! Le gritó mi ello cuando salía apurada. Basta! me grito tratando de entenderlo de una vez por todas que esta inoportuna y fortuita secuencia de encuentros y desencuentros, no suma ni deja algo positivo en mi rebuscada conclusión.
Por supuesto mi alterego disfrutaba con esos encuentros a deshoras, donde las madrugadas solitarias alimentaban el deseo. Simona provocaba tóxicas noches inadecuadas, mientras que mi superyó y mi yo se sentían hasta en ocasiones miserables.
El hastío de mi ello ratifica una inminente pero postergada despedida. Aun sabiendo que no vas a entenderlo. Aun sabiendo que no lo deseo. Aun cuando mi superyo trata de explicarle a las demás el drama no se hace esperar. No hay como seguir este cuento mal contado. No hay nada que sostener después de esta sacudida total. Simona se fue taconeando, a los gritos, cuando terminaba de vestirse en silencio gritaba su impotencia, tratando de esconder tanta historia no compartida.
Mejor así, a veces pensaré que nos faltó más tiempo, otras que nos faltó ganas; otras que tal vez merecíamos una oportunidad, pero la realidad es que hubiese sido increíble nunca pasar por esta amorfa relación que debastó una amistad que se suponía más sólida y los escombros se nos vinieron encima.
Basta! Le gritó mi ello cuando salía apurada. Basta! me grito tratando de entenderlo de una vez por todas que esta inoportuna y fortuita secuencia de encuentros y desencuentros, no suma ni deja algo positivo en mi rebuscada conclusión.