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Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!

Cuento de Navidad!

Nunca me gustaron mucho las fiestas, no me deprimen, pero tampoco me excitan como a la mayoría.
Desde siempre que el Grinch que llevo dentro aflora en estas épocas, queriendo hacer de las suyas y portarse mal. Por ejemplo, cuando tenía como 5 años, me encargué de desmitificar a Papá Noel (en la volada cayeron los Reyes Magos y el Ratón Pérez) frente a todos mis compañeritos, y aun que ese año estaba de buenas, no fue la excepción para querer romper con esa falsa felicidad que cargan todos los que creen que por que cambia el año, el próximo será otra cosa.
Con una gran amiga y el boludo de turno, como llama mi mejor amigo a mis amantes ocasionales que formalizo por algunas semanas, habíamos decidido hacer una pequeña reunión, amigos invitados bajo estrictos cánones de calidad y selección.
Un auténtico banquete, comida exquisita, vinos inmejorables, champagne en cantidades y algunas drogas no podían faltar. Todo bien servido, decorando la mesa festiva, y vaya fiesta.
Lo que ellos no sabían que era la fiesta del descarte, cada quien llevaría parejas a descartar, plan malévolo anque no propio, sacado de una serie televisiva.
Simona estaba casi eufórica, regida por mi ello, mi superyó no creía que era tan buena idea, mientras mi ello se divertía muchísimo.
La cena transcurrió con normal displicencia, el boludo de turno, como era de esperarse, quería besarme; además de que en público no hago ningún tipo de exhibiciones, yo solo me preocupaba con quién nos iríamos.
En la cocina tuve un encuentro interesante, estaba picando hielo cuando siento por atrás que unas manos extrañas se posan sobre mi desprevenida cintura, me aferran fuerte contra él y no me deja darme vuelta. Con un hielo juega con la entrepierna que mi vestido deja accesible. Hielo en el cuello, que seca con su lengua, nos besamos y en eso entra mi pareja descartable. Escándalo! Encerrados en su cuarto traté de explicarle el porque de esta fiesta, que no era nada personal, que se relajara. Mi amiga golpeó la puerta y entró sin esperar respuesta. Me ayudó a hacerle entender, por que su plan era quedarse con mi boludo de turno a quien no le pareció tan mala idea.
A fin de la noche se fueron haciendo distintas parejas, ellos se quedaron juntos y según confesó años después con uno más y yo me fui con el hombre del hielo.
Después de todo no fue una mala fiesta pero a ninguno de los dos los volví a ver.