Datos personales

Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!

No creo en la amistad entre un hombre y yo!

Por un momento pensé que mi ello ya había escarmentado, aunque esta vez mi superyó estaba totalmente de acuerdo. Volvía a ver a un amigo con otras intenciones que una bonita amistad, pensando que él podría ser la solución a mi irremediable defecto de querer ser nosotros.
Es simple, creo que mi presencia haría más feliz su vida y la suya harían su parte en la mía, que ver la sonrisa del otro a diario nos puede alcanzar, que podemos hacer un gran equipo, que...
El yo habla, y nos recuerda lo que pasó la última vez que se liaron con un amigo, aun sabiendo que esa fue la peor relación de mejores amigos que ha existido el la historia de los mejores amigos, y que esta vez no tiene por que terminar tan mal.
Simona, mi alterego cínica como siempre acota que solo puede ser amiga de tipos muy feos o casados, con hijos y que además sus mujeres sean unas reinas.
Lo cierto es que mi yo lo admira, mientras mi superyó le regala su incondicional amistad y mi ello solo piensa en desnudarlo cada vez que mis manos rozan su cuerpo
La otra noche con unas copas de más, creía tener la suficiente valentía para confesarte todo, decirte que sueño con tenerte, que me pierdo cuando miro tu boca, de reojo pero fijamente, clavándome en cada movimiento de tus labios como si viera en cámara lenta. Quería terminar con esta incertidumbre que me acosa pero era como quedarme desnuda en plena fiesta, enseñándote mi alma en carne viva, mostrarte que sos mi debilidad y esperar una respuesta.
No me animé. No podía escuchar un no como respuesta. La sola idea de borrarte la sonrisa ante una inoportuna confesión me dejó muda por un rato, mirándote de reojo los labios que tal vez algún día no muy lejano pueda besar.

Ya! Por favor!!

Se acaba por que ya se acabó hace rato, porque perecimos a una relación estéril y dañina. Se acaba porque ya no tenemos nada, aunque tengo que confesar que mi ello se deshizo en lágrimas cuando, hace ya tiempo atrás, caímos a la cuenta que no había nada por salvar.
Mi superyó con su optimismo no quiso ver, quería dejarse fluir, pensaba que esta relación amorfa, podría haber tomado alguna forma más amena, algo más prolija mientras mi yo se conformaba con lo que sea, con la frustración de que no habría forma de que saliera algo bueno, y así fuimos construyendo y destruyendo esta historia.
No hay modo de terminar bien y lamento que se termine, pero es mejor así. Que nadie sepa que hubiese sido si nos tomábamos en serio, tampoco sé que hubiese pasado, o si en verdad lo deseaba, pero si pudiera elegir de nuevo, tomaría el camino que habíamos planteado en un inicio, donde la amistad era incondicional y no conocíamos el techo para una relación que hoy se nos vino encima.
No hay nada que hablar siquiera, sería tratar de explicar lo inexplicable, intentar salvar algo en donde sabemos no ha quedado nada sano, mientras mi alterego y mi superyó se debaten a duelo en un derroche de  irónicos reproches y demostraciones de superación como si nunca hubiera dolido.
No son los miles de kilómetros que nos van a separar, es la determinación que nunca más voy a permitir una historia así, que no me merecés, que yo merezco mucho más...
Mejor así, no quiero que me veas si llegara a quebrarme, que me trates como Drama Queen, o que creas que hay forma de recuperar la amistad que se escurrió entre las sábanas de muchas madrugadas encubiertas de soledades compartidas.




Era sabido...

El amor apesta y las chicas fáciles también tenemos sentimientos, son como mis principios básicos desde mi más tierna adolescencia. Tan trágicos como ciertos, son preceptos que se siguen manteniendo en el tiempo.
El amor apesta hasta cuando tenés mariposas en la panza, por que para eso primero tenés larvas y gusanos, por ende, el amor apesta!!
Alguna vez todas nos hemos quedado mirando el teléfono a ver si suena, vestidas y/o alborotadas. Asi pasa. Solo sucede, por que vos pensás, que pensó, cuando dijiste lo que dijo, entonces...
No, los hombres no piensan, no hay un metamensaje ni en sus actos, ni en su lenguaje. No están pensando en lo que nosotras creemos que entienden cuando les decimos que...
Hasta cuando voy a creer que tenemos una remota chance? Que en realidad no se anima, que...
Y sin embargo los justificamos, tratamos de entender las cosas de otra manera, para ilusionarnos, para que no nos duela pensar  que simplemente no tienen ganas de nosotras.
Preferiría borrarlo de mi existencia antes de seguir fomentando una ilusión que ni siquiera a mi me ilusiona. Desaparecer el amor para que entendamos cuan necesario es sería una medida demasiado extrema. Era sabido, el amor que no logro definir, entender ni comprobar, apesta!

Entendiendo lo inexplicable

Pero te lo advierto, le dice mi superyó enérgicamente, me volvés a llamar una vez más así y corremos serios riesgos de enamorarnos otra vez.
Mi ello vuelve a sentir lo mismo que hace años atrás al momento del postergado abrazo. Inevitable, inoportuno. Una vez más nos ahogamos en miradas que de reojo, nos permite saber a que nos lleva.
Conocemos el final de un cuento que nunca termina.
Corremos sin prisa. Besamos sin tiempo. Hablándonos en silencio es cuando disfrutamos los escasos momentos que el tiempo y la distancia nos reponen por cobrar.
Siempre fue así.
Entendiendo lo inexplicable, sabiendo que nunca va a poder ser es, como sobrevivimos a la crueldad de no pertenecernos.



Tóxico

Sos tóxico. Tenemos sangre pesada. Mejor así, que nadie sepa como me llamabas.

Por supuesto mi alterego disfrutaba con esos encuentros a deshoras, donde las madrugadas solitarias alimentaban el deseo. Simona provocaba tóxicas noches inadecuadas, mientras que mi superyó y mi yo se sentían hasta en ocasiones miserables.

El hastío de mi ello ratifica una inminente pero postergada despedida. Aun sabiendo que no vas a entenderlo. Aun sabiendo que no lo deseo. Aun cuando mi superyo trata de explicarle a las demás el drama no se hace esperar. No hay como seguir este cuento mal contado. No hay nada que sostener después de esta sacudida total. Simona se fue taconeando, a los gritos, cuando terminaba de vestirse en silencio gritaba su impotencia, tratando de esconder tanta historia no compartida.

Mejor así, a veces pensaré que nos faltó más tiempo, otras que nos faltó ganas; otras que tal vez merecíamos una oportunidad, pero la realidad es que hubiese sido increíble nunca pasar por esta amorfa relación que debastó una amistad que se suponía más sólida y los escombros se nos vinieron encima.

Basta! Le gritó mi ello cuando salía apurada. Basta! me grito tratando de entenderlo de una vez por todas que esta inoportuna y fortuita secuencia de encuentros y desencuentros, no suma ni deja algo positivo en mi rebuscada conclusión.

Deseo desear más deseos

Mi ello, mi yo, mi superyo y Simona, mi alterego, mantienen una interesante conversación sobre el deseo. Tertulia que ya nos ha regalado insómnicas noches de vacío y soledad buscando un deseo que nos haga sonreír a todas por igual. La falta de deseo no es más que el miedo a lograrlo, y sin embargo deseo. Sos mi deseo oculto y tácito. Amo la idea de desearnos, sabiendo que tal vez, sea solo una idea que difícilmente llegue a concretarse. Pero amo pensar que si, que los deseos pueden materializarse, convertirse en realidades irrefutables o en futuros inciertos, nada importa mientras el deseo prevalezca al miedo.
Deseos no deseados dormirán en el futuro del olvido.

Estoy jodida y radiante!

Mi ello mantiene una fuerte discusión con mi alter ego, se disputan tu presencia, desnudándote imaginariamente apenas cruzás la puerta de mi casa con desmedida pasión porno.
Mi yo quiere creerte, y el superyó pide actuar con cautela. Mi basta imaginación me juega una mala pasada. Estás demasiado lejos y no estamos seguros que eso vaya a suceder, pero si queremos, se que queremos. Y "tengo miedo de verte, necesidad de verte, esperanza de verte" decía Benedetti para cerrar con su: "O sea, resumiendo. Estoy jodido y radiante, quizás más lo primero que lo segundo y también, viceversa.
Estoy jodida por que extraño lo que nunca tuve, porque quiero llegar a casa y verte, por que te extraño si no te veo conectado, porque creo que todo esta fantasía puede ser verdad y estoy radiante.
Estoy jodida, porque cuando me escribís se me ilumina el día y un suspiro inoportuno asoma junto con una extraña pero radiante sonrisa.
Necesito ya mismo, una de estas noches encontrarnos entre sueños, mezclando fantasías y realidades, recorrernos íntegros. Que la distancia solo sea tiempo que nos separa.
Pertenecernos.

Sin Consecuencias?

A veces  mi yo se agota de transcurrir por la vida sin consecuencias, pero cuando mi alter ego o mi superyó lo provocan es cuando hay problemas. No habrá final feliz, pero esperemos que sea indoloro. No se como pasó, pero cuando me quise acordar, ya estaba todo demasiado complicado. Nada puede permanecer inmóvil sin llenarse de polvo. La inercia de las cosas hace que esta inmovilidad reste, que moleste y se vuelva un lastre difícil de cargar.
Lo peor es cuando mi superyó se relame con un: te lo dije, reclamándole a mi ello mayor atención por no haber actuado por instinto una vez más. Él no podía ser quien me lastime y sin embargo acá estamos, sin pagar las cuentas de un final de contrato inminente, rescindido solo por la necesidad de cambio.
Mi vulnerabilidad lo lamenta más que mi yo.
Estirando el final creyendo que podremos tener, tal vez, algo de lo que tuvimos alguna vez; salvar una amistad que por definición dejó de existir hace rato, evitando que me duela o que me deje convencer una vez más y terminemos desnudos en la inercia de nuestra quietud.