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Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!

Ya! Por favor!!

Se acaba por que ya se acabó hace rato, porque perecimos a una relación estéril y dañina. Se acaba porque ya no tenemos nada, aunque tengo que confesar que mi ello se deshizo en lágrimas cuando, hace ya tiempo atrás, caímos a la cuenta que no había nada por salvar.
Mi superyó con su optimismo no quiso ver, quería dejarse fluir, pensaba que esta relación amorfa, podría haber tomado alguna forma más amena, algo más prolija mientras mi yo se conformaba con lo que sea, con la frustración de que no habría forma de que saliera algo bueno, y así fuimos construyendo y destruyendo esta historia.
No hay modo de terminar bien y lamento que se termine, pero es mejor así. Que nadie sepa que hubiese sido si nos tomábamos en serio, tampoco sé que hubiese pasado, o si en verdad lo deseaba, pero si pudiera elegir de nuevo, tomaría el camino que habíamos planteado en un inicio, donde la amistad era incondicional y no conocíamos el techo para una relación que hoy se nos vino encima.
No hay nada que hablar siquiera, sería tratar de explicar lo inexplicable, intentar salvar algo en donde sabemos no ha quedado nada sano, mientras mi alterego y mi superyó se debaten a duelo en un derroche de  irónicos reproches y demostraciones de superación como si nunca hubiera dolido.
No son los miles de kilómetros que nos van a separar, es la determinación que nunca más voy a permitir una historia así, que no me merecés, que yo merezco mucho más...
Mejor así, no quiero que me veas si llegara a quebrarme, que me trates como Drama Queen, o que creas que hay forma de recuperar la amistad que se escurrió entre las sábanas de muchas madrugadas encubiertas de soledades compartidas.