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Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!

Madrid no logra entender que las chicas fáciles tambien tenemos sentimientos.

Me canso de pregonar que las chicas fáciles también tenemos sentimientos. Mi ello, como cualquier ello de una dama que se precie de tal, por más licenciosa que sea su vida, quiere en definitiva lo que todas; algún detalle, un mimo, algo que la haga sentir especial.
Mi ello es como el como el diablito que se sienta imaginariamente en mi hombro para malaconsejarme, susurrándome los impulsivos y hasta perversos pensamientos que no siempre el superyó logra controlar.
Mi ello quería tenerlo una noche más.
Llamemoslo Madrid (Argentino, pero ahí vive) entra en la categoría de viajantes; hombres que conocí de viaje y que por alguna razón, se mueven por las ciudades principales en las que me muevo yo. Argentinos, gringos o chilenos; managers de bandas, altos ejecutivos o algún hippie conforman un grupo con los que el sexo ocasional pero recurrente fue construyendo relaciones de hasta casi 10 años en el caso más extremo.
Es fácil y claro. No hay forma de que haya algún tipo de relación, no tengo fantasías que eso suceda, que nos casemos y tengamos hijitos. Por supuesto que no! Pero a medida que el tiempo pasa, nos conocemos más y la cosa tiende a dejar de ser tan fría. Ya nos conocemos algo más y nos tenemos más confianza y por que no cariño. Es como todo, tendemos a evolucionar
El día anterior habíamos logrado coordinar la complicada agenda haciendo de las dos horas del tiempo que le sobraba un furtivo encuentro, intercalando el sexo con un poco de charla cargada de un sutil reproche, después de más de dos años de intermitente relación. No es que quisiera algo de Madrid, nadie vaya a equivocarse, simplemente es que después de más de dos años, la confianza y las hormonas, a veces me juegan con desventaja
Quedamos en hablar y a la noche siguiente me lo topé en un bar, de casualidad, habiendo tantos en la ciudad, justo caimos en el mismo. El destino, pensó rápidamente mi ello que obviamente deseaba irse con él y repetir lo del día anterior, mi superyó me explicaba una vez más las reglas del juego, mientras mi yo intentaba llamarle la atención en ese encuentro fortuito. No estaba en los planes, tampoco estaba solo. No me molestó que esté con otra chica, no estaba celosa y mucho menos esperaba una explicación o algo parecido, pero como siempre en estas situaciones inesperadas mi alterego salió al rescate y con su grandilocuencia hablando con su amigo mientras él desaparecía como un gran escapista. Me pongo algo nerviosa y verborrágica porque había decidido pasar la noche con una perfecta desconocida, antes que conmigo, eso es todo.
No tardé en irme de ese bar, neceando en querer pasar la noche con él, le mandé algun mensaje sin respuesta y ya no lo ví más.
La vida es así, o mejor dicho, la vida es mejor que eso. Porque las chicas fáciles también tenemos sentimientos y no dejamos de esperar algo más que un encuentro furtivo o fortuito, esperamos un lindo gesto, o por lo menos, algo que nos haga sentir especial.
Nota de mi Simona, mi alterego: Su amigo no estaba nada mal, y al menos no está en madrid.