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Historias de sexoficción y otros tantos avatares de la vida psicótica y moderna. Empezá por las instrucciones si querés entender de que se trata ¡Sean todos bienvenidos!

De príncipes desteñidos y otras curiosidades de la nobleza.

No voy a resignarme a la idea de que el príncipe azul no existe. Lo sigo esperando mientras solo me topo con celestes medio mal teñidos u otros sectores de la nobleza de diferentes colorimetrías.
El amor en su sentido más amplio es lo que me sigue moviendo la aguja y la ilusión de que todo llega hace que encare cada cita con una extraña sonrisa. Una se aprovecha por que sabe que, de todas maneras y casi sin excepción, la cita terminará como una quiere, en la cama de alguno de los dos o cada uno en su casa, con un beso robado de apuro en la puerta de casa.
Las citas te dan hasta vergüenza cuando te das cuenta la manipulación que podés ejercer solo con un escote o buen par de tacos bien llevados. Sabés de antemano que él, obviamente te va a querer encamar en cuanto bajes la guardia pero el superyó a veces histeriquea, cuando mi yo se da cuenta que nada de lo que pueda hacer o decir el sujeto va a hacer que quieras romper con la inercia de desear despertarte en tu cama y sola. Mi ello es quien va a decidir en fracción de segundos cual será este desenlace.
En algún lado está, estoy segura, tal vez ni tan príncipe, ni tan azul. Pero si me entrego a pensar de que en verdad no existe o si llegara a sucumbir en la desesperanza y me dejase llevar a la resignación no habrá intento válido, ni esperanzas renovadas, ni tacos coquetos repicando la distancia que me separa cada cita a mi príncipe azul.